Lo sabemos: muchas veces te preguntan el por qué del Orgullo y no siempre tienes ganas o respuestas para todo. Por eso te pedimos que a quien te lo pregunte, le dirijas a este espacio de la web.
“Papá, soy lesbiana”.
Al leer esta frase ¿cómo la imaginas? ¿Cuál imaginas que sería la reacción del padre? Piénsenlo detenidamente: hay miles de imágenes que pueden venirse a la cabeza porque para eso tenemos un rico imaginario colectivo en el que, todo sea dicho, lesbianas, gais, transexuales y bisexuales no acaban bien parados. Se consciente de que sobre el colectivo pesan aún el desprecio de una dictadura, de una jerarquía católica obsesiva con la sexualidad y mucho silencio ¿te imaginas esa misma situación pero empezando por “Papá, soy heterosexual”? Si no es así, entonces estamos de acuerdo en que se parte desde diferente lugar.
Esa diferencia es clara y ante ella podemos elegir entre la resignación y el ORGULLO. Sí, se llama ORGULLO a lo que hace falta para superar toda esa nebulosa que se cierne sobre la realidad homosexual, bisexual y más aún transexual y salir a la calle, reivindicar tu espacio, tu personalidad, tu dignidad. Se llama ORGULLO a lo que hace falta para enfrentarte a la risita nerviosa, a la sonrisa de soslayo, a la risotada abierta. Se llama ORGULLO a lo que hace falta para no dejarte caer y reconvertir tus miedos en tus fortalezas, para sentirte libre.
Pero la igualdad no se construye sola. No es un trabajo que corresponda sólo a una parte de una ciudadanía que se dice igualitaria. Es un trabajo que nos necesita a ti, a mí, al vecino del primero y a tendera de la esquina. Formas parte de una sociedad que te necesita, de la que tienes que sentirte responsable.
Aunque suene a tópico, el cambio empieza en ti ¿tienes ORGULLO para acompañarnos el 5 de julio sin miedo a lo que piensen de ti? Compartamos la lucha por una sociedad mejor para ti, para mí y para quienes vengan. Te esperamos.