Manifiesto Orgullo Estatal 2020

Sororidad y feminismo para TRANSformar. 

¡Mujeres lesbianas, bisexuales y trans en acción!

¡Por las más vulnerables!

Las mujeres lesbianas, las mujeres bisexuales y las mujeres trans ocupamos nuestro espacio y damos un paso al frente en la lucha por los derechos del colectivo LGTBI.

Nos ponemos en acción, alzamos nuestra voz, nos visibilizamos, nos unimos a la ola del feminismo internacional e interseccional, para impulsar el cambio de nuestra sociedad y alcanzar la igualdad real junto al resto de las mujeres, nuestras hermanas.

Sin vergüenza, sin miedos. Con sororidad. Desde el feminismo.

Trabajando de forma transversal e integradora. Sin dejar a nadie fuera ni detrás. A nadie.

Nos ponemos en primera fila de todo el colectivo LGTBI las mujeres que estamos en los márgenes, que sufrimos múltiples discriminaciones, porque nuestra orientación sexual, identidad de género, estado serológico, corporalidad, origen, capacidades, color de piel, etnia, acento o edad, acrecientan aún más el machismo y la misoginia que sufrimos a diario en una sociedad patriarcal, cisexista y heterosexista que nos oprime, agrede, discrimina y ahoga, y así lo denunciamos. 

Solo a través del feminismo y la sororidad lograremos la conquista de la igualdad real, no solo para nosotras como mujeres sino para toda la sociedad, porque es la única forma de deconstruirnos y romper con estereotipos y prejuicios existentes. Así construiremos una sociedad más libre y plural.

El feminismo es la única respuesta válida en la conquista de la igualdad, para todas, todas, todas. 

El feminismo es la única opción posible porque no segrega, ni entre mujeres, ni entre personas, no cuestiona identidades y no está por encima de los derechos humanos.  

¡Hermanas!, nos toca luchar a todas unidas.

¡Compañeras!, debemos ser más aliadas que nunca. 

Hoy, mujeres, debemos tener más presente que nunca que forjar un feminismo actualizado no es una elección, sino una necesidad para avanzar como sociedad. 

Todas sabemos que no existe una única forma de ser mujer y, por consiguiente, no consentimos que nadie nos cuestione ni nuestra sexualidad, ni nuestra identidad, ni violente nuestra persona o agreda nuestra realidad.

Somos dueñas de nuestras vidas y reivindicamos nuestro derecho a ser quiénes somos, cómo expresamos nuestro género, cómo son nuestras relaciones amorosas y sexuales, con quién convivir, si queremos ser madres o no, a tener un trabajo digno, a no ser discriminadas por situarnos fuera de la normatividad, a recibir la atención sanitaria y acompañamiento que necesitemos. En definitiva, reivindicamos nuestro derecho a ser consideradas y tratadas como ciudadanas de primera.

No es ni suficiente, ni justo, ni verdad, que desde el feminismo se luche exclusivamente por los derechos de las mujeres reconocidas como tales en el momento de nuestro nacimiento. El feminismo es una estrategia impulsada por muchas mujeres diversas a lo largo de décadas, entre las que nos encontramos nosotras: las lesbianas, las bisexuales y las trans. 

El feminismo es trans-inclusivo o no será. Las mujeres lesbianas, trans y bisexuales no vamos a consentir que, excusándose en postulados arcaicos y deducciones equivocadas, algunas mujeres quieran colocarnos ahora techos de cristal o suelos pegajosos, que impidan o dificulten nuestra existencia y nuestro crecimiento.

Y si el feminismo es la única respuesta, la sororidad y la resiliencia son su desarrollo político y su acción colectiva. 

De esto en el colectivo LGTBI sabemos mucho y lo hemos demostrado en innumerables ocasiones. La última, durante la durísima crisis sanitaria, económica y social que estamos viviendo a nivel mundial producto de la COVID-19, que nos ha atacado a cada una donde más nos duele, con golpes en heridas que ya teníamos y que nos ha separado de quienes más queremos. 

Hemos superado pérdidas de seres queridos, de empleos, de derechos, de dignidad pero con sororidad y resiliencia seguimos aquí. Y no es la primera vez que resistimos.

Nos revelamos hace 51 años en Stonewall contra el orden establecido, le ganamos la batalla médica al sida, peleamos en las calles por nuestro derecho al matrimonio y, aunque no logramos sacar adelante la Ley trans que necesitábamos, conseguimos muchos avances con la 3/2007. 

Nos hemos repuesto al rechazo de nuestras familias y hemos establecido formas de familias nuevas y diversas; nos hemos enfrentado al discurso de quienes nos dijeron que teníamos una enfermedad. Hemos plantado cara al acoso, a la burla y nos hemos reapropiado del insulto; nos hemos reinventado ante la discriminación laboral y hemos cruzado fronteras en busca de una vida en libertad.

Esta crisis ha maximizado problemas previamente existentes y agravado situaciones discriminatorias que, si antes del confinamiento ya eran preocupantes, ahora son intolerables: 

Esta crisis ha puesto de manifiesto que la violencia intragénero es una realidad que se debe abordar con premura; que las personas LGTBI más jóvenes han convivido con familias que no respetan su identidad de género o su orientación sexual y están sufriendo violencias terribles en este período; que las personas migrantes siguen siendo excluidas sistemáticamente del sistema, más aún si se encuentran en situación administrativa irregular o si son solicitantes de asilo; que las mujeres trans trabajadoras del sexo y los hombres trabajadores del sexo ni siquiera forman parte del imaginario colectivo y su situación es de vulnerabilidad extrema; que, si dos mujeres no se han podido casar antes del Estado de Alarma y han dado a luz un bebé, a la no gestante no se le reconoce legalmente como madre; que a las personas con VIH se las ha re-estigmatizado; y otras muchas realidades vividas llenas de dolor y sufrimiento.

Dolor y sufrimiento que hoy convertimos en resiliencia, en esperanza y en hermanamiento. Porque saldremos juntas de esta y porque, para evitar trabajar desde la urgencia y la inmediatez, exigimos trabajar desde la importancia que requiere contar con una Ley integral para las personas trans y de igualdad social y no discriminación de las personas LGTBI de ámbito estatal que nos ampare, nos proteja y sirva como escudo frente a la intolerancia y la invisibilidad.

Hoy exigimos al Gobierno de España y, en concreto, al Presidente Sánchez que acelere la aprobación de la Ley Integral Trans y de Igualdad Social y No Discriminación de las personas LGTBI. La comúnmente conocida “Ley Estatal LGTBI”.

Con esa garantía evitaremos vetos parentales a la educación en diversidad, garantizaremos la libre autodeterminación del género, con la consecuente despatologización de las realidades trans, protegeremos a nuestras familias y se sancionarán de manera efectiva los discursos y delitos de odio, equipararemos derechos en todas las Comunidades Autónomas y dignificaremos a todas las personas. 

Este orgullo es más necesario que nunca porque, si podemos impregnar las calles con nuestros colores, lo impregnarán también nuestras reivindicaciones.

Sororidad y feminismo para TRANSformar. 

¡Mujeres lesbianas, bisexuales y trans en acción!

¡Por las más vulnerables!